Según el Colegio de Ópticos Optometristas de Galicia casi el 25% de los padres no toma las precauciones necesarias para proteger los ojos de sus hijos. Los ópticos gallegos apuntan que esta situación se debe en gran medida, al desconocimiento que los progenitores tiene sobre los prejuicios que el sol puede causar en los más pequeños. Y es que el ojo de un niño es más sensible que el de los adultos al sol, ya que el cristalino deja pasar un 90% de la radiación de rayos ultravioleta A y el 50% del tipo ultravioleta B, que llegan directamente a la retina y pueden causar daños a corto plazo se encuentran la queratitis (inflamación de la córnea producida por la radiación solar), así como lesiones degenerativas a largo plazo, entre otras.