Las bajas temperaturas, el viento o incluso el propio sol pueden ser perjudiciales para nuestra salud ocular, sobre todo si practicamos deportes de invierno.La posición del sol durante el invierno es más baja en el cielo, de forma que los rayos llegan con una inclinación que los hace muy molestos e igualmente nocivos para nuestros ojos, por lo que es fundamental usar gafas durante todo el año. Además, el frío y el aire propios del invierno provocan un aumento del lagrimeo y sequedad en nuestros ojos que se puede reducir protegiéndolos con unas gafas adecuadas y utilizando lágrimas artificiales.
Los esquiadores, tanto habituales como esporádicos, deben tener especial cuidado en la protección de sus ojos.La radiación ultravioleta puede ser hasta ocho veces más intensa en las pistas de esquí que en otros lugares debido a las propiedades de reflexión de nieve.
La luz del sol puede dañar seriamente las estructuras del ojo. lo que aumenta el riesgo a largo plazo de desarrollar condiciones patológicas como queratitis, cataratas o incluso degeneración macular asociada a la edad (DMAE).Las personas con ojos de color claro están en mayor riesgo del daño solar.